Serie de Frobenius

Fallar es humano. Quien no haya caído nunca en su vida puede estar orgulloso de una cosa, y es de no haber intentado absolutamente nada. Las cosas buenas nunca salen a la primera. Jamás lo hacen. Puedes esforzarte todo lo que tú quieras que nunca será suficiente. Pero cuando caes aprendes el porqué, y puedes levantarte dispuesto a dar una nueva batalla. De los fallos se aprende, y entonces, aquello por lo que has caído, saldrá adelante.

A veces hay cosas que uno nunca puede cambiar. Cosas que tienen que ocurrir y no podemos centrarnos luchar en contra de eso, perderíamos nuestro tiempo en lugar de hacer aquello que tenemos que hacer, que no es otra cosa que continuar caminando con la lección aprendida.

Es irónico. Todo esto me ha surgido ahora de la nada mientras intento resolver una serie de Frobenius. Debe ser que las matemáticas de la carrera ya me están resecando el cerebro, o quizás, me hayan servido para demostrar que si no aprendes a dejarte llevar por lo imposible, gastarás tus fuerzas en lo improbable, y cuando llegue la hora de enfrentarte de verdad al destino, no podrás ponerte en pie. Hay cosas que es mejor olvidar.

Como se suele decir, a veces una retirada a tiempo es una victoria, y no porque pierdas, si no porque llega la hora del contraataque.

Entradas populares de este blog

No enemies

Ratón y mantequilla

Las pilas de Nesperino