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Mostrando entradas de julio, 2013

La lágrima de la Luna

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Podría dormirme en un sofá sobre las corrientes de aire que vagan bajo la Luna, podría pulular entre el limbo del sonido y del silencio, entre la soledad perpetua y el abismo fatuo que nace de la nada, y que lo es absolutamente todo. La Luna hace tiempo que comenzó a narrar su relato, a contar la historia de sus sueños incumplidos, de la lucha por brillar a pesar de no tener luz propia, de tener siempre esa cara oculta que jamás quiere mostrar. Su relato silencioso abarca toda la historia, sus llantos callados por los rayos del Sol y el susurro de los planetas, las caricias de los cometas y los juegos del universo, el silencio del eterno ocaso que lleva en el fondo de su corazón. La lágrima de la Luna, que llora por las noches sin descanso, pero que sigue brillando a pesar de todo. 

Como un Espíritu

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Sube la marea y sigo creyendo en la magia, en la sucesión de tinta que brilla a luz del fuego que acompaña el olor de la leña quemada. Miro a la luna, al eterno mañana, a las piedras que marcan mi espalda y a los rumores de las olas, del mar, del aire. Pienso en ti, en conocerte sin tenerte delante. En idealizarte a la luz del fuego y de las estrellas, pero te desvaneces sin antes haberte convertido en nada; se apaga la luz, y pierdo el norte de nuevo junto con los cantos de sirena que conjuran con las caricias de tu aliento. Te observo a través del fuego, detrás de las brasas y del camino que se abre entre la cortina de la noche, dueña y señora de la luna y las estrellas, dueña y señora de mis sueños. Te imagino como un espíritu… Ese espíritu que a mí me hace falta.

Nueva Deidad

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He perdido definitivamente el norte y he dejado de creer. He dejado de creer en la vida que pueda haber más allá de las nubes, más allá de los cielos y más allá del placer. He dejado que los rayos del sol sean únicamente mi  Dios y mi camino, mi irrefutable camino a seguir. Ya no hay ni Dios ni destino, ya no hay tiempos predestinados ni nada que no se pueda cambiar, todo está en el aire, flotando en el inmenso atardecer de la vida bajo las estrellas y el mar. Por fin he aprendido que el pasado no se puede cambiar. Se han muerto los dioses y las creencias, han caído las religiones y los monumentos con la fuerza del latir del corazón.  Me duelen los parpados de la luz, de esa luz tan brillante que deslumbra sobre el reflejo del cristal templado, esa luz que estalla en cien mil pedazos y que recorre de sol a sol todo el mundo conocido. Se hizo la luz, y si el Universo se convierte en tu enemigo, yo te protegeré.

A hostias se aprende

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Estas sin aire en el pecho  y con el norte apuntando hacia el sur, sentado en el suelo después de caer inconsciente por la semejante saca de hostias que acabas de recibir, entonces te miras en un charco que tienes al lado, te miras en el reflejo del agua, bajo las luces de la calle, y sonríes de forma melancólica. Es como cuando paseas el lápiz sobre el folio escribiendo palabras sin sentido  y acabas comenzando un nuevo capítulo de tu novela, como cuando pintas la esquina de tu ventana sin pretender hacerlo. A veces las hostias y los puñetazos en el estómago te hacen reconsiderar muchas cosas, te hacen ver las cosas desde otro punto de vista, te hacen recordar que es de humanos el fallar, pero de inteligentes el aprender. No soy fanático de la Iglesia, pero si hay algo que ha dicho el Santo Padre Francisco y que me ha calado muy hondo, es una frase que dice que la vida tiene momentos bueno y momentos malos;  en los buenos se disfruta, en los malos, se aprende. Aprende

Esperando

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Me siento en el alfeizar de la ventana mirando al horizonte, esperando que la luz del alba me muestre algo nuevo y que mis ojos aún no hayan visto, algo que haga que mi corazón resucite de un eterno letargo en el que lleva confinado tiempo ha. Me pierdo en las gotas de la lluvia, en las noches de luna llena tirado en el campo mirando las estrellas fugaces que surcan los cielos sin un destino claro, simplemente imaginando donde estarás, quien serás, como serás. Miro a la inmensidad del universo cada noche mientras el viento me invita a seguir soñando, mientras las luces del infinito me iluminan el camino, y aquí sigo esperando. Esperando por ti, esperando por el roce de nuestros labios, esperando encontrarte al caer la noche y al alzarse el día. Esperando.

Le llamaban la Diosa Interior

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Todos tenemos en nuestro interior una luz que nos guía cuando la oscuridad de la noche nos amenaza en soledad, cuando no tenemos a nadie a quien poder recurrir y la gente que camina a nuestro lado ni si quiera se da cuenta de que tú estás ahí. Caminas bajo la lluvia por el centro de la ciudad y notas ese impulso, notas ese pequeño empujón interno que te dice “levántate y sonríe, que hoy vas a triunfar”, y entonces te resignas a que no puedes cambiar las cosas, y que cuanto más te hundes no tienes que gastar tus fuerzas en subir a la superficie, si no en aprender a aguantar la respiración y caminar por el fondo. Hoy de nuevo esta chispa de vida me ha dado un empujón, me ha explotado en el pecho quizás cuando creía que estaba tomando el camino que no tendría que tomar, y que no valía para proseguir por él. Hoy mi luz, mi heroína, mi musa, mi diosa interior, se ha depilado las piernas, se ha maquillado, se ha puesto el vestido de gala, y ha salido a romper con todo lo que se pong

Besos de Alcohol

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               Me da vueltas la cabeza pensando en un mundo contigo, en un lienzo en blanco para nosotros solos sin importar ni el cómo ni en cuando, ni mucho menos el por qué. El sentir tus labios y tu piel sobre la mía, el calor de tu sangre bombeando sobre mi pecho mientras las estrellas recorren el universo.                  Un beso, tan sólo un beso y explotaría de placer, me consumiría la lujuria de probarte cada noche durante el resto de mi vida. Acariciarte el pelo mientras me pierdo en tus ojos, en el abismo de tu iris mientras afuera llueve como si no hubiera un mañana cercano, ni tan siquiera un futuro efímero al que aferrarse.                Dejar que el sol nos acompañe en este camino, que el calor se pegue a la ropa empapada de sudor, que la música y la fiesta sean nuestras compañeras de viaje y de noche, cuando las estrellas iluminen los cielos, que simplemente me pierda en tus besos de absenta y locura. Que me pierda en tus besos de alcohol.

Si muero, que sea matando

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Hoy retrocedí unos 10 años de mi vida, volví a oler el color del verde, a respirar el sol y el mar… Volví a tener esa sensación de que era alguien que no tenía más preocupación que aprobar 2º de la ESO. No sé porque me marcó tanto ese curso… Supongo que porque fue el año en el que decidí ser como soy, ser yo, y afrontar todos los problemas que eso conllevaba. Hoy he visto de nuevo a mi recuerdo corriendo por el campo, a mi imaginación soñando ser ese caballero errante que únicamente tiene como propósito que se haga justicia, y es precisamente a ese recuerdo, a esa sensación que se mezcló con el olor de enredaderas, savia, y hojas de castaño, que no tengo miedo a lo que pueda pasar desde el día de hoy.  Tomé la decisión de enfrentarme al malo malísimo, de hacerle frente a todo aquello que considerara una ofensa para con mi gente, a todo aquello que hiciera temblar los pilares de una infancia que me marcó a fuego y que me ha hecho ser como soy. Si el pez grande tiene que co

Quiero Verano

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(Recomendable leer esta entrada con la canción del video de fondo.) Y aquí sigo atado durante todo un año, durante 365 días anclado a las rocas del pasado, a las piedras de pizarra que cimientan los pilares de esta casa, al aroma del mar salado que me despierta y me acuesta sin variar para nada en el flujo del tiempo. Suena el despertador, la rutina. Te levanta, estudias, y más de lo mismo. Llega un punto en el que estás hasta las pelotas, aguantas, aguantas, un poco más porque ya está cerca, porque ya ves la luz al final del túnel, y cierras los ojos notando como se laceran los pies y las manos, como te estalla la espalda del dolor, pero el tiempo pasa a cojones para todos. Para todo. El sol te tuesta la piel, la brisa del verano recorre todos los rincones de tu cuerpo. Coges un mazo y lo elevas en todo lo alto, golpeas las cadenas que te atan los 365 días del año, y golpeas, golpeas, golpeas. Le das un viaje que mandas las cadenas a Mandiá, y que le follen al mundo. A lo