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Mostrando entradas de mayo, 2022

Cimientos

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Un día miras al cielo y recibes una llamada, y es la confirmación a una de esas grandes gestas por las que tantos años llevabas luchando. Una de esas causas pendientes que tienen que ver con la sangre y el pasado. Durante un instante te sientas en el suelo y miras hacia arriba, jugando con cada agujero en el tejado a identificar la constelación de Orión, a saltar en la cama del recuerdo mientras le pedías a un tal Mario que bajara del armario, a recordar la banda sonora de Pokémon mientras las meigas se descolgaban por el agujero de la escalera. Porque este lugar era en el que hacía frío terrible en invierno y un calor asfixiante en verano. Porque era desde donde se oteaban los barcos que atracaban en la ría, y desde donde se vislumbraba un futuro más allá de las praderas y de los montes. Porque este fue el epicentro de la historia que quería vivir, y ha llegado la hora de comenzar a vivirla. Porque quizás como decía Mewtwo: Las circunstancias en las que uno nace no tienen import

Cuando lo fácil aburre

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Reconozco que no hay nada que más aburra que el darse por vencido sin luchar y, sobre todo, sin decir lo que uno piensa, al igual que reconozco la enorme pereza que siento de quienes se creen los reyes del baile pero que no hacen otra cosa que bailar a solas. Reconozco que lo fácil y sencillo es lo que tiene la mayoría; lo común y lo mundano. Que se quiere algo caído del cielo y que no sea necesario cuidar, y que funcione con la inercia de los movimientos de Laplace. Que se cuide solo porque vivimos en esa sociedad donde lo roto se tira y se compra algo nuevo, ya no se repara. Reconozco también que una de las cosas que más me gusta de mi oficio como maquinista naval, es el de reparar cosas. El de mancharse las manos para que algo funcione, el de dar lo mejor de uno con cada apriete de tuerca no para meterle más presión, si no para que el ajuste sea fino y al milímetro. Para que el motor siga ronroneando y aplicando par de fuerza. Reconozco que lo fácil aburre y que lo difícil no

Tetrafantasía

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No sabría cómo describir la sensación. Es la misma, sea cual sea el aeropuerto. Sea cual sea el número del avión o la ruta, pero es la misma sensación; Es la sensación del calor en el estómago, de la música adecuada sonando en los cascos, del corazón desbocado, de la intensidad de los pensamientos que te llevan al mismo punto de siempre: que no hay miedo a volar. Que no hay miedo a enfrentarse a lo que venga. De tener la certeza de que vuelas sin mochilas porque la única mochila que tienes es la tuya, con tus rarezas como todo hijo de vecino, pero con la ilusión de un niño que tiene delante la oportunidad que muy pocos tienen. Puede ser cierto eso de que hay gente que nace con estrella, y otra que nace estrellada, pero prefiero quedarme con esa enseñanza de que cuanto más te sacrificas, cuanto más arriesgas y cuanto más te entregas; más ganas. Por eso de cumplir la máxima de que la suerte siempre ha favorecido a los audaces. Que lo siga haciendo.

¡A lo desconocido!

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Lo caprichoso que es el destino sirve para recordarte que en esta vida ni nada es fácil, ni nada se regala y que todo tiene un precio. Hace unas semanas cuando comenzaba con la tesis doctoral, un consejo que me dio un veterano catedrático era que si tenías un objetivo, fuera a por él. Que fuera sin contemplaciones y sin reservas, y lo diera todo cada día por lograr ser el mejor en el ramo, y aunque fuera un poco un día desanimado, era más que nada en el día más animado que tuviera. Pero seguir ese camino no es fácil. Primero porque serás un incomprendido y a veces hasta un obsesionado, y segundo porque es extremadamente raro encontrar quien esté dispuesto a acompañarte en esa obsesión, que sepa valorar los sacrificios personales como propios. Y un día sin saberlo llegas hasta una línea que no sabías ni que existía, y de pronto todo cambia. Las palabras ya no solo dejan de serlo, si no que tienen que convertirse en actos. Así que solo quedan dos opciones: o quedarse sobre la línea

Sinvergüenza

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Esto no va de palabras del diccionario, porque trasciende a lo que significan. Porque no hay forma de describir con una sola palabra que le haga justicia a esta sensación que va más allá de la palabra “libertad”. A la maldita e increíble sensación de ser un sinvergüenza en el más desvergonzado y cariñoso término de la palabra. He descubierto que tengo la integridad suficiente para aceptar y aceptarme. De no destruir individualidades, si no de fomentarlas y de construirlas, y de que eso está por encima de todo. Porque es cierto que la libertad es el más alto grado que existe en el amor. ¿Cómo puedes dominar a la persona que quieres? Sencillamente no lo haces, y no lo haces porque no hace falta para ser feliz. Y eso lo aprendes con la vida, con los años y la experiencia. Y de que cuando consigues eso, puedes subir de escalón en una escalera cuyo siguiente peldaño es toda una incógnita. Una maldita incógnita que se resuelve mediante integrales; de áreas que se encierran debajo de la c