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Mostrando entradas de mayo, 2017

Por lo que tenga que venir

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Luz azul y todo da igual. Sois el sumatorio de todo aquello cuanto anheláis, de todo cuando pide el cuerpo porque ¡Qué coño! Sois los eternos incomprendidos que solo tienen como objetivo el vivir un día más.   “¡A rondas!”, grita una de las voces de los que están en el fondo, pero es lo que toca, como dice el dicho o follan todos o la puta al río, que sin darte cuenta al fin y al cabo has ligado tu destino al río de alcohol que rige el futuro de los que están a tu lado. No es cuestión de calor o frío, aunque tú siempre fuiste más de frío que del calor, del gas licuado antes que del gas inerte, pero de siempre sabes que en una molécula tienen que existir dos componentes: los que sumen a la reacción y los que luchan por romperla. Luz azul en el aura del atardecer, vendetta en las mentiras encubiertas, y un Dios justo que proceda en la espera incierta de lo que uno cree. Porque los tiempos hasta ahora los marca el que manda, y no el justo pacto de perdedores que no sabe perde

La langosta, Kong, y la isla de Yoshi

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Las langostas cuando crecen se sienten oprimidas por su propio caparazón. Por la armadura que cargan para defenderse de los depredadores y seguir prosiguiendo su camino por las profundidades del océano. Cuando una langosta se siente oprimida por su caparazón lo deja, se refugia bajo las rocas mientras la crece una nueva, y después vuelve a salir. Ella sigue creciendo en el interior de esa nueva cáscara, de esa nueva armadura que dentro de un tiempo tendrá que volver a dejar, ocultarse en las rocas mientras termina de formarse la nueva, y volver al mundo exterior. Son las ganas de crecer lo que permiten que la langosta deje atrás su caparazón. Las ganas de ser un poquito más grande cada de día, de avanzar hacia adelante pero siendo la misma langosta que nació de esa diminuta larva. Porque por mucho que se cambie de coraza como la langosta, el interior seguirá siendo ese mullido y suave niño que nunca creció. Jamás perderás el norte si sabes dónde queda el sur, si sabes de

Los Pilares de Todo

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Rabia, sangre, y fuego. Que el vello se ponga de punta cada vez que te apoyas es uno de esos puntales, en cada uno de esos contrafuertes que te llevaron hasta aquí, de los que se erigieron como los pilares de todo; de todo cuanto pide tu alma y fe, de todo cuanto anhela tu propio ser. Seguir el camino de las baldosas amarillas siempre fue fácil, pero lo más divertido fue cuando la casa voló por los aires, cuando en el interior de un torbellino encuentras el norte y te diriges hacia él, hacia las profundidades del abismo abierto por la diosa Calypso para librar tu batalla final. Allí, en lo más profundo del océano, donde se erigen los pilares que levantaste durante años para este momento: De saber si el haber perdido la vergüenza, ganado confianza en uno mismo, de entender la filosofía del esfuerzo y amar a los sacrificios personales sobre todas las cosas, aunque duelan, han servido de algo.  Tiemblan las piernas cuando observas el piélago, cuando ves desde arriba que la úni

Por el fondo

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Tienes los oídos taponados; no escuchas con claridad, pero escuchas esa canción. Esa canción que durante años acompañó esta misma web. Sientes como el agua empieza a llegarte a la barbilla en el interior de este tanque de cristal; como el cielo gris descarga gota a gota sus lágrimas sobre el taque de metacrilato que te contiene.  Y se mueve. Con el vaivén sobreviene cada golpe que te hace tragar agua, que te desconcierta y te hace perder el norte, que te aleja de tu punto inmóvil que fija el horizonte. Entonces cierras los ojos. Aceptas tu destino. Tragas agua. Te hundes.  Te hundes en lo más profundo del oscuro día, con la cabeza abombada y el cansancio llamando a la puerta diciendo que tienes una cuenta pendiente con él. Que te rindas, que no vas a lograrlo y que los que siempre te han deseado algún mal van a descorchar hoy esa botella… Pero no… Hoy no es ese día. Porque a pesar de las tundas siempre hay que escornarse delante del muro de hormigón; porque sie

Heart of Courage - Remix

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Fue de las primeras canciones que escuché de Thomas Bergensen, el que con el tiempo pasaría a ser uno de mis compositores favoritos, pero este remix es brutal. Pero es como todo, está genial seguir la línea aunque a veces, con un poco de impulso premeditado y ese calor que nace entre el músculo y la piel, arrasa el hacer una curva. Recuerdo una conversación sobre echarle huevos al asunto. Sobre el tema de tomar decisiones y el cuento de jugar con los tiempos. Recuerdo tantos consejos que por una décima de segundo casi, y sólo casi, olvido mis propios objetivos. No soy relojero de profesión. Lo mío es el mar; impredecible, impetuoso y cargado de sal. Como una regadera en ocasiones pero qué demonios, se vive una vez. Como una inyección de adrenalina, o como un elefante en una cacharrería, liándome la manta a la cabeza y porque cuando se siguen los dictados del corazón, de un corazón de coraje, asumes que los riesgos valen la pena.  Con calma pausada y el silencio en

Con Calma

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Como un golpe seco en la nuca, como el dardo con veneno de la ranita de luz que lanza un chamán eslizón oculto entre los matorrales de la selva, como el suave sigilo de una daga desenfundada a la medianoche. En silencio, con premeditación, alevosía y nocturnidad, con plena conciencia de ello y declarándose culpable de hacer lo que la conciencia y el criterio propio le dicen que tiene que hacer. Con la desnudez que desprende la seda importada y con la sutileza del perfume bien hecho.  Como un buen lingotazo de licor casero de moras, que te deja un sabor dulce en el paladar y un suave calor en el estómago, como el aire de la mañana que entra por la ventana mientras suena de fondo “Winds of change” de los Scorpions.