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Mostrando entradas de junio, 2012

Abre los ojos

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Cierra los ojos. Ciérralos y escucha el silencio. Escucha como crecen el pelo y las uñas, como se alargan las sobras del ocaso sobre una mirada y como nace y muere cada latido. Como nace y muere cada instante. Escucha como se caen las civilizaciones con el tiempo mientras tus ojos permanecen cerrados. Continúas escuchando como crece la hierba, como respira tu cuerpo, como naces y mueres miles de veces en un segundo con cada célula.    Ahora abre los ojos, deja que cada sentimiento nazca y muera con cada latido y con cada respiración, deja que el mundo sucumba ante la noche sin final que envuelve el sentimiento de una vida pasada. Siéntelo dentro, tan dentro que te olvides de sentir, que te olvides de Vivir o Morir, Pensar o Actuar, Luchar o Servir, Odiar o Amar.  Abre los ojos al mundo que no se ve ni se oye, abre los ojos al mundo que nace debajo de las piedras y en las raíces de los árboles, abre los ojos a un mundo que únicamente se puede sentir.

Perseverance

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Gateamos, nos erguimos, caemos, nos arrastramos entre fango y lodo, entre piedras, cristales y escombros. Unos deciden quedarse a esa altura y vivir sumergidos entre la mierda y los desechos porque es más cómodo que volverse a poner de pie, a otros en cambio, nos gustan los retos. Dicen que puedes caer, pero levantarse es obligatorio. Es irónico que esta frase la digan algunas personas que han ayudado a otras a empotrarse de narices contra el suelo, y le han puesto el pie encima para que no puedan levantarse. Yo, personalmente, llevo muy mal el ir de salvador y luego ponerte la zancadilla. Quizás porque conmigo lo hicieron unas cuantas veces, pero tranquilos, que acabamos aprendiendo. Nada es fácil en esta vida. Nada. Si le debes algo a alguien y quieren hundirte pueden hacerlo, y es por eso que la única forma de evitarlo es trabajado con tus manos, no deber favores a nadie, y ser fiel a ti mismo. No dejes que absolutamente nadie te pise. Nadie es mejor que tu.  Y aquel

Aquí estoy. Aquí sigo. Aquí me quedo.

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Y aquí sigo. Valiente y mirando al horizonte mientras el viento me acaricia los ojos, las lágrimas y el pelo. Mientras me besa con ternura los labios, y se apaga el cielo. Aquí sigo, sin miedo al futuro, cubierto de coronas y puñales, de capas y cristales, de soledad y angustia. Pero no me muevo.   Mi corazón resiste el viento del norte. Permanece oliendo y saboreando el salitre del agua, acariciando los callos de las manos, la sangre seca de las heridas y las cicatrices que sanaron. Y otras nuevas que se cierran. Sigo impasible pese a los obstáculos y a las adversidades, pese a las dagas y a las intrigas, a las inútiles maravillas que juegan con los sentidos, a los fútiles destinos que albergan las rocas donde los náufragos se aferraban como su última esperanza. Aquí estoy. Aquí sigo. Aquí me quedo. Grandes son aquellos que luchan por la justicia, y que pase lo que pase, jamás arrojarán su estandarte de batalla para elevar otro de forma obligada o partidaria. Que grandes

Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.

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Afuera la noche oscura me cubre sin compasión alguna, negra como un abismo desde un extremo a otro de la tierra, un abismo de oscuridad perpetua que se oculta bajo las raíces de una civilización perdida y olvidada. Pero ahí perdura levitando entre la oscuridad y la eterna caída del mundo. Ahí permanece ferozmente agarrada a los salientes de una tierra destruida y decadente. Permanece impasible sin lanzar gritos ni lamentos sufriendo todos y cada uno de los golpes del azar, permanece de pie, sangrando y muriendo, pero sin derramar ni una sola lágrima. Sin embargo algo me dice que un día le flaquearan las fuerzas y se soltará, que caerá en el abismo oscuro que cubre la tierra de polo a polo, pero me encontrará sin miedo, sin temor, con el pecho henchido de valor y perseverancia, por que como dijo William E. Henley: Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma. Un alma que se niega a soltarse del saliente y caer al abismo, un alma que ha perdido un décima parte

Lady Joanna de la Croix

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Fragmento de "Los Guardianes de Lugar-Olvidado" Tomo I -  La Puerta del Río (...) En ese instante, las puertas del Salón del Trono comenzaron a abrirse. Se escuchaban cadenas como si del lamento de un fantasma se tratara. Se arrastraban por el suelo acompañadas por el sonido de dos tacones que caminaban de forma firme y decida hasta el interior del salón.  Allí, ante los reyes y consejeros, se alzaba ella. La larga melena roja como el fuego del Infierno caía sobre sus hombros; sus ojos, azules y profundos como el agua del Ultramar, brillaban más que ninguna antorcha o hechizo de luz y su rostro, serio, cargado de valor, coraje, honor y un sinfín de cualidades dignas del mejor de los caballeros de la corte, se agolpaban sobre su extremada e inusual belleza. Centenares de pequeñas cadenas entrelazadas la vestían desde su pecho hasta el suelo. El corsé de acero le elevaba los voluminosos pechos y se ceñía a su esbelta figura, y a la altura de su cintura, las cade

Agua

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Flotar en el agua notando como la corriente acaricia tu cuerpo. Flotar en el espacio infinito mientras el ruido del silencio y el chapoteo de centenares de gotas perforan tus tímpanos y te adormecen mientras la naturaleza te rodea y te atrapa.  Sentir frío y calor al mismo tiempo. Notar cómo te hundes y flotas mientras el tiempo se detiene a la orilla del estanque y se transforma en la tierra, y la tierra en el cielo.  Perder el norte y el sur, como cada molécula de tu cuerpo olvidándose de quien ha sido, quien es y quien será. Como cada recuerdo olvidado que se desliza y desprende de tu cuerpo dejándote vacío y lleno al mismo tiempo. Abrir los ojos y verlo todo blanco. Notar la plata que te ciega y la presión del agua que hunde tu cuerpo. Sentir como el frío te amartilla los hombros y te olvidas de todo. Te olvidas de sentir, te olvidas de pensar, te olvidas de todo menos de lo verdaderamente importante. Niegas olvidarte de vivir, y eso, es lo que te hace verdaderamente vivo