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Mostrando entradas de agosto, 2015

Matria

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S abes que tomas una buena decisión cuando estás contento con el rumbo que has decidido tomar, pero sobre todo cuando dejas que sea la convicción y la razón los que guíen este proyecto. No se trata de ver quién tiene más poder, de ver quién tiene más ideales o de quién los defiende mejor. Todo es cuestión de saber que por encima de una persona, por encima del interés propio, está el bien común. Puede que el fuego arrase todo cuanto monte haya plantado en nuestra matria, pero siempre que exista un hombre, mujer o niño que esté dispuesto a empuñar un sacho o una pala para abrir un agujero y plantar un árbol, habrá esperanza. Puede que desde los sillones de la capital sin mar quieran controlar el espíritu libre de un pueblo nacido para vivir de la costa, pero mientras exista un marinero dispuesto a enfrentarse a los mares, habrá esperanza para esta tierra de agua.  Se puede ser muy orgulloso, tanto que el orgullo te ciegue y no permita ver que por encima del ansia personal, del a

Lluvia, Viento, Mar

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A sangre y fuego. Como ese doble latido que sientes en la yugular, el sudor que te ciega los ojos mientras los brazos hacen de correa de distribución entre el motor que late en el pecho y el agua que hay al otro lado del casco. Agarras el guión, palas en el agua, y te centras en el pensamiento de "sé uno". Es como aquella frase de Añoranzas y Pesares en la que dice que la espada debe ser la prolongación del corazón. En este caso, el remo debe ser la palma de tu mano. La cuchara de la sopa. La lluvia lamiendo el rostro, la espalda atrás a la voz del patrón, presión... Presión en la pala mientras el viento surca a horcajadas de banda a banda bajo la amenaza de la alerta de capitanía marítima. El mar en todo su puto esplendor. La preparación para los infiernos. La antesala del Purgatorio.  Poseidón se levantará bravo esta mañana pues no tienen en mente dejar que los hombres, y menos unos críos, dominen sus aguas. Eolo decide participar en el juego. Los dioses siempr

Card

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Es como cuando quitas una carta de la base del castillo de naipes, como cuando arrancas un pilar de un edificio, como ese terreno desértico que tiene tanta arena que es imposible construir algo encima de él. Es esa bola de cristal en la que siempre estás encerrado, que te agitan cuando se aburren para ver como tu mundo da vueltas y no hay otra diversión que el alivio que sientes después de las arcadas al ver todo al revés.  Te puedes cansar de muchas cosas en esta vida, pero nunca te puedes cansar de levantarte. Tal vez es como dice Paulo Coelho, y es el mundo está en manos de aquellos que tienen el valor necesario para soñar, y de correr el riesgo de vivir sus propios sueños.

Vitaminas

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A veces decepciona cuando ves a alguna persona que llegó a importarte echando toda su vida por la borda como si no se quisiera nada. Como algunas personas simplemente entienden que el despecho y los ataques aleatorios son un mecanismo de defensa ante la soledad. Hubo alguien en el pasado que me dijo que la soledad era muy mala compañera, y creo que no le faltaba razón alguna… En la vida hay gente que te acompaña en el tren; gente que se sube en algunas estaciones y otras que bajan cuando menos te lo piensas, pero que dejan algo de si en el vagón. Incluso hay gente que sigue en el mismo tren que tú, pero que se va al vagón restaurante para luego aparecer por arte de magia.  Me considero afortunado por la gente con la que comparto viaje; con mi familia, amigos, y ese personaje que me cambió la forma ver el mundo hace más de 1.520 días y casi 8 meses. Por primera vez en mucho tiempo he podido tirarme más de 5 horas seguidas escribiendo con la motivación de terminar de sacar este

Queridos miedos

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Queridos miedos, tenemos que hablar. Cuando en una relación se dicen estas tres palabras seguidas, quiere decir que se acaba. Que hay que escribir un punto y final en el capítulo para pasar página y proseguir con la historia, que los caminos hay que recorrerlos desde ahí en solitario, y que hay que sacar lastre de la mochila. He esperado hasta última hora para tener esta conversación, pero tengo que decírtelo. Ya no aguanto más contigo rondando en las esquinas y en el pecho, con el descontrol de mi destino y con la impaciencia golpeando la puerta cuando la máxima siempre  ha sido la de “Será lo que Dios quiere que sea”. Te dejo. Sin miramientos. Nuestra relación no tiene futuro, y algo me dice que los siguientes pasos a tomar son pasos en los que no podemos compartir asiento. He de coger este tren y solo saqué un billete, y ese billete es para mí. Hay causas que merecen ser defendidas. Incluso si alguna batalla es a pecho descubierto y sin la brillante armadura de caballer