Vitaminas

A veces decepciona cuando ves a alguna persona que llegó a importarte echando toda su vida por la borda como si no se quisiera nada. Como algunas personas simplemente entienden que el despecho y los ataques aleatorios son un mecanismo de defensa ante la soledad. Hubo alguien en el pasado que me dijo que la soledad era muy mala compañera, y creo que no le faltaba razón alguna…

En la vida hay gente que te acompaña en el tren; gente que se sube en algunas estaciones y otras que bajan cuando menos te lo piensas, pero que dejan algo de si en el vagón. Incluso hay gente que sigue en el mismo tren que tú, pero que se va al vagón restaurante para luego aparecer por arte de magia. 

Me considero afortunado por la gente con la que comparto viaje; con mi familia, amigos, y ese personaje que me cambió la forma ver el mundo hace más de 1.520 días y casi 8 meses. Por primera vez en mucho tiempo he podido tirarme más de 5 horas seguidas escribiendo con la motivación de terminar de sacar este libro adelante, de que la gente que me apoya siga estando un poquito más orgullosa de mi, y de aquellos que faltan al respeto, tengan un motivo más aún para agrandar esa piedra en el riñón.

Los éxitos y las penas son para compartirlos con quien merecen la pena; Con quienes son tus vitaminas y con quienes son una úlcera en el estómago. Con los primeros porque son los que siempre están al pie del cañón y con estos últimos, como dice la Pantoja: “Dientes, dientes, que es lo que les jode”. 


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