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Mostrando entradas de enero, 2017

Siguiente escalón

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Siempre pensé en que la respuesta a quien te dice que si es imposible es que no se puede hacer, no era otra que es imposible siempre y cuando no haya nadie dispuesto a demostrar lo contrario. Pero la verdad es que nunca he parado a pensar en si quien realiza esa pregunta tuvo sueños, y si los tuvo, en qué punto de la vida perdió la fuerza de voluntad. Quizás deba de preguntar en qué punto del camino perdió el norte. En que kilómetro dejó de ser un niño y se convirtió en uno de esos ancianos que no saben dónde empiezan o acaban sus lecciones de moral. ¿Dónde perdió la personalidad, o más bien quién se la arrebató?, porque todos hemos tenido sueños y esperanzas, y quien se atreva a decir que no los lograremos, no hace otra cosa que sumar un gramo de motivación en esta carrera. Los hay que vivimos de los sueños, de los que te hacen avanzar hacia adelante y pensar en grande, de esos de los que muchos dicen que no podrás conseguir. Nadie puede dar lecciones de cómo vivi...

Manzana bermellón

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La última fruta que queda en ese manzano; esa pieza roja como un granate tallado, que sangra como el ocaso que tiene lugar sobre Marte, que brilla con esa luz reflejada por los rayos del sol. Es la última manzana del año; la última pieza de la temporada que se aferra a su rama mientras se niega a caer. El árbol ya ha perdido todas sus hojas y las ramas han iniciado su letargo, pero ella sigue ahí.  Asolada por el sol, el frío, y el viento.  Es la que se niega a caer. La que se muere en el árbol mientras brilla porque es así de especial. Luchadora. La que incumple el ciclo de las cosas y desafía a su propia naturaleza que es la caer madura sobre la tierra siendo una más. Pero no, ahí sigue. Solitaria, aguantando las inclemencias del tiempo y desafiando a los cielos. Porque es como L’Oreal, ella lo vale. Es esa manzana roja brillante que durante toda su vida sólo ha querido amarrarse al árbol de la vida, que no renuncia a su derecho de persistir y ser la due...

Una más

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Las conjunciones astrales acaban siendo muy perras. Nunca sabes las sorpresas o los malos tragos que te vas a acabar encontrando. Pero cuando estos llegan, siempre es para significar algo, para dejarte una marca, una cicatriz, otra más en el haber. No pasas miedo, es una sensación distinta. De esas que te quedan para siempre. Había algunas personas temblando, pero cuando estas delante de esas puertas es como que todo es más tranquilo, más pausado, más maleable. Es una de esas sensaciones que por más que nos matemos a escribir jamás podremos definir a la perfección.  Entonces me acordé de él. Jamás valoré tanto como en estos días el valor que tuvo que tener en el pecho, el miedo que tuvo que sentir él solo frente a todo aquello, frente aquella luz, el metal, el incesante pitido que te acompaña desde el principio hasta el final de tu camino. Ha sido su valor, y no otro, el que me hizo llegar hasta aquí. Desnudo y desprovisto de cualquier recuerdo, tan solo armado...

No hay problema

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Deja de sintonizar siempre el mismo canal, porque en la televisión siempre están dando lo mismo. Deja de sintonizar con lo de siempre, con la rutina, con el personaje que siempre quiere amargarte la vida y deja de formar parte de lo que hay a tu alrededor. El norte y el sur se expanden en tu mente, y uno se pregunta qué es lo que hacía antes de que esta droga entrara en tu interior, de soltar amarras y saltar al vacío de la vocación perpetua.  Te va a encantar, y es el miedo que tenías. Que la droga fuera tan jodidamente buena que acabara enganchándote, esa droga que es peor que la coca o la meta, que el cristal o el MDMA. Esa droga que acaba por llevarte por un camino que pocos han transitado. La pasión; ponerle pasión a todo lo que hagas termina siendo la peor droga legal que pueda haber en el mercado.

Razón y Pasión

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La vida nunca nos viene como nosotros queremos, y lo que hoy puede ser blanco mañana puede voltearse en negro, gris, o azul marino. Es por ello que siempre que hagamos algo debemos de hacerlo con la entera convicción de que es lo que deseamos hacer, de que estamos haciendo lo correcto. Hay decisiones que son verdaderamente jodidas. Decisiones por las que escribes una parrafada impresionante y te tiras 15 minutos sopesando si le das al “enviar” o decides esperar un poco más por eso del malo será, del igual existe una forma. Lo piensas fríamente, con la cabeza, porque tu corazón en esa ocasión no puede juzgar. Si dependiera de tu corazón hace tiempo que habrías dejado tantas cosas… Porque las decisiones racionales es lo que tienen, que cuando se pone todo en una balanza siempre hay algo que pesa más, y lo único que sacas en consecuencia es que el camino comenzado no tiene vuelta atrás.  ¿Son las decisiones difíciles siempre las decisiones acertadas? La verdad no lo s...