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Mostrando entradas de enero, 2014

El Alquimista

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Recuerdo una canción que escuché un verano entero, y que pedía en su estribillo que los aviones se hicieran estrellas fugaces para pedir un deseo. A veces tienes que tener mucho cuidado con lo que deseas, porque corres el riesgo de que se pueda cumplir. Nací para soñar y para llegar a mis metas a través del mundo de los sueños. Decidí que mi camino a seguir era el de coger los imposibles más inverosímiles, y encontrar ese agujero por el que se cuelan los ratones escapando con su trozo de queso; ser esa gota de agua perpetua que acaba erosionando la roca después de pasar horas y horas dejándose la piel.  Tomo como norma el seguir las nubes con la mirada perdida, escuchando música sin oírla, siendo como esa escort de lujo que está ahí para aparentar, mientras en mi interior la maquinaria trabaja con una única dirección y sentido. Aparentar un idiota embobado que vive en el mundo de los sueños, pero que sigue con un oído puesto en el mundo real. Ser un alquimista. Ser ese ma

Lord Michael de Mirava

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(…) Lord Michael se puso en pie mientras miraba a los ojos temblorosos de su hija Catherine. -Cuando se comete un crimen, el orden en el mundo se desequilibra por completo. Se rompe esa línea horizontal que separa lo bueno de lo malo, se rompe el límite de la regla y se desata el Caos. >>Aún me cuesta creer que esté ocurriendo esto a pesar de haber sido yo mismo el que lo ha llevado a cabo, a pesar de haber sido yo el que decidió que tenía que hacerlo, que no importaba nada, y que tomó la firme decisión de que había que hacer cualquier cosa con tal de que el mundo recuperara la quietud. Incluso por encima de la seguridad de su propia familia. >> A veces tengo que leer en solitario las dos decenas de pergaminos para asegurarme de que lo había hecho, y cuando acabo de leerlos y veo mi sello estampado, es cuando respiro tranquilo por saber que hice lo correcto, que mientras unos tuvieron miedo y se escudaron en el crío que era antaño, yo tuve el suficiente coraj

Final Round

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Pasan tantas cosas en los 31.536.000 segundos que tiene un año que no se en que punto de mi vida comenzaron a cambiar o cambiaron las cosas. Recuerdo que en bachillerato mi única meta era ser militar de carrera, que después la vida me cambió, que entré en la carrera motivado por el mar y siguiendo el consejo de mi tío, y que fue en el primer año cuando conocí a un profesor del BNG, que sin quererlo, plantó en mí la semilla de quien soy hoy; ese chaval friki conocido por los del PP y los de la comarca, o incluso por colegas de nuevas de Madrid, Alicante, Asturias, Barcelona, Cádiz, y otros tantos puntos, como el chaval de un pueblo gallego llamado Mugardos, que solo defiende el naval independientemente de una posición política. Cambian muchas cosas a lo largo de la vida. Muchas. Pero si de algo me encuentro verdaderamente orgulloso, no es del haber renunciado a mis sueños personales por otras metas, es de haber descubierto que el camino que quiero seguir es mi camino. El camino

Cucharas

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No voy a negar que me guste ser un trozo de metal, un pedazo de chatarra amontonado en el puerto de Ferrol, y que se siente elevado entre las garras de una grúa buscando su nuevo destino fundido en una nueva grapa, una punta, o un tornillo. Recuerdo su viaje, el viaje de esa cucharilla que viajó desde la fábrica hasta esa cafetería donde se toman los primeros cafés. Recuerdo el instante en el que las robé de las tazas de café, de la tuya y de la mía, y me las guardé en el bolsillo del abrigo, entre los clips de los apuntes y las servilletas de papel para sonarme la nariz.  Recuerdo esa noche llegando a tu casa, desnudándonos sobre la cama y parando el sentido de giro del mundo. Deteniendo el tiempo mientras el frío de las manos se templaba con el calor de nuestro cuerpo, como nos fundíamos en tan solo un mismo ser, mientras la ropa quedaba esparcida por el suelo del cuarto. Recuerdo el despuntar del alba contigo entre mis brazos, el levantarme sin hacer ruido, y el encont

En blanco

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Un papel en blanco y un bolígrafo. Eso es lo que veo ahora mismo. Blanco. Blanco inmaculado que no tiene para nada algo que ver con el blanco marfil o el blanco de los folios, no. Hablo de ese blanco que te estalla en la cara cuando enciendes una luz, cuando ves el primer rayo del sol que estalla en el horizonte mientras nace el nuevo día. Solo ves luz, nada más. Te duelen tanto los ojos que los cierras, pero sigues viendo blanco, blanco y más blanco. Hay luz por todas partes y entonces es cuando lamentas que no haya un poco de oscuridad, una gota de negro que calme el ardor que te mata la mirada. No pides ni azul, ni violeta, ni rojo, pides el negro más oscuro que exista, ese negro oscuridad digno de los estandartes. Pero no lo ves. Ni el bien absoluto es bueno, ni el mal aberrante es precisamente algo desagradable.  Ni eternas horas de luz que abrasen y evaporen las aguas, ni perpetuas noches oscuras que maten toda cuanta especie humana y animal que hay en el planeta.

De ignorantes y sabios

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Hay dos clases de personas en el mundo. Por un lado están aquellas personas que les encanta adornar los discursos, hablan bajo, dan la mano de aquella manera, y te miran de reojo cada vez que pueden. Por el otro, se encuentran aquellos que dan la mano fuerte y que, sorpresivamente, tan solo hablan cuando se dirigen a ellos y por educación. A éstos últimos, los primeros los acusan de querer tener afán de protagonismo, de querer destacar, y de querer parecer interesantes entre tanto silencio argumentando que tienen algo que esconder. En cambio, aquellos que permanecen en silencio, son los auténticos sabios, ya que uno nunca dice todo lo que piensa, pero sí que piensa todo lo que dice.  Buda decía que las personas sabias eran aquellas que dominaban las palabras, los pensamientos, y que seguían fielmente sus ideales. Que quien cumpliera estas tres indicaciones, sería feliz el resto de su vida, ya que estaría en paz consigo mismo. Se dice que una persona es infeliz por que

Regalo de Reyes

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Cansado, deprimido, con ganas de llorar pero sin conseguirlo, pensando en todo el esfuerzo invertido para que una triste frase como puede ser: “han dejado de estar en vigor desde 2001” te joda más de 2 meses al pie del cañón ideando algo que es casi imposible. Cuando las 27 personas más poderosas de Europa toman una decisión, lo hacen a sabiendas de que absolutamente nada ni nadie van a poder cambiar las cosas. Lo saben, lo sé, y creo que todos lo sabemos. Es completamente inútil enfrentarse a esa lógica aplastante. Te ganan en estudios, talento, inteligencia, picardía, y tienen de su lado la coletilla de “Quien hace la ley, hace la trampa”… O carallo vai ser atopar a trampa… Cuando empecé este proyecto, como otros tantos que he dirigido, sabía que sería el más complicado con diferencia, y aún así, lo acepté. Sabía que sería completamente imposible crear algo para hacerle frente a esa panda de adinerados que tienen el culo más pegado a la silla que la dictadura castrista.

2014, voy a por ti

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Pues se acabó el 2013, y creo que será un año algo difícil de superar… Se empieza el año sabiendo lo que va a ocurrir, sabiendo que tras tres años de lucha incansable se acerca la hora de descansar, y que la armadura que he estado trabajando día tras día, minuto tras minuto, va a tener que aguantar el golpe que se le viene encima. Así después se rompa en mil pedazos y me deje completamente desnudo, pero tiene que aguantar. No sé lo que me espera este año que acaba de comenzar, tan solo sé lo que mi corazón y mis actos han hecho. Sé que tendré que escornarme en la facultad, pasearme por los despachos de Consellerías, Secretarías, Direcciones Territoriales… Incluso por el Juzgado de Ferrol, ya que como dijo una gran persona y matemático-investigador al que tengo el gusto de conocer, “Los malos se salen con la suya, siempre y cuando los buenos no actúen”, y qué coño, con dos cojones.   Siempre he sido una persona que prefiere que hablen sus actos y no sus palabras, y como no