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Mostrando entradas de diciembre, 2018

2 cero 19

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Ha sido un uno de esos años en los que estás obligado a aprender a ganar, y a ganar. Un año en el que no has aprendido otra cosa que a sobrevivir y plantar cara a todo lo que se pusiera delante. En el que te has defendido, atacado y plantado cara a cada reto que se te ha puesto en frente sin titubear.  Ha sido un año en el que has navegado; en el que te encontraste con el rayo verde y con la rompiente de las olas. Con el olor a espuma y el viento salado que llenaba de salitre los cortes de las manos y te regalaba los claros de Luna más increíbles al otro lado del ojo de buey. Te encontraste contigo mismo, con tu yo niño y con el hombre que quieres ser. Ha sido ese año en el que más que nunca te aferraste a tus ideales y te negaste a fallar a la persona más importante que puedes conocer, que es a ti mismo. Te negaste a ceder a chantajes y a imposiciones, y seguiste fielmente a tu corazón y a lo que creías que era lo correcto asumiendo todas y cada una de las c...

Un niño pequeño

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Llegan esos días en los que antes te volvías loco por estar con el árbol, pasear por las calles de piedra mojada y bañadas por el reflejo de las luces, y los regalos de Navidad. Dale la mano a ese niño de cinco años que llegó a ver como Papa Noel le traía el robot Emilio, y no tengas pena por derramar esa lagrimilla recordando todo lo que tenías y que ahora ya no tienes. Especialmente a los abuelos que estaban contigo y te daban las lecciones más básicas para salir adelante y que con los años tú vas perfeccionando.   Mírale a los ojos llenos de inocencia, y regálale por estas fechas el consejo de que cuando todo se ponga oscuro y no pare de llover, el Sol siempre le venció a la niebla. Que no tenga prisa en crecer, y que sueñe a lo grande, aunque a veces se rían de él y le digan que no lo va a conseguir porque nunca nadie lo ha logrado. Lo que vale la pena, lo que realmente vale la pena, no se consigue fácilmente. Se gana en cada madrugón, en cada línea subrayada de l...

La catarsis de la mariposa

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La Real Academia Española de la lengua define la palabra “Catarsis” en una de sus acepciones como: Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda. Se la define como uno de esos momentos horrendos, horribles, en los que nadie logra entenderte porque no existe otra persona que haya pasado por algo similar, que entienda la angustia y el desasosiego que produce la incertidumbre y la fuerza de esta. La increíble fuerza con la que hace temblar los cimientos de la causa más razonada. Pero como ocurre con una transformación, tiene que doler. De igual forma que nos duelen las encías cuando nos salen los dientes o los huesos cuando crecemos. Cuando más sufrimos, que también más fuertes nos hacemos.  Y no puedes hacer absolutamente nada, mas que observar como toda tu vida se va desmoronando trocito a trocito en el reino de la incertidumbre, pero también teniendo como esperanza la única certeza. Y es que todo pasa, todo cura, y to...

Acero azul

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Y nos volvemos a encontrar en el mismo punto que hace años. En ese punto en el que debe decidirse si se da el paso o permanecemos a la espera de los acontecimientos. Si decidimos acabar con la tiranía y aplastar a la crueldad, o nos vemos en la obligación de seguir siendo solo voz y no acto. Llega un momento en el que el cuerpo solo te pide guerra. En el que te pide saltar al cuadrilátero a partir la cara, y a que te la partan. A ser fiel a uno mismo y a tirar de lo único que tienes: la pasión y el tesón de defender una causa por la que vale la pena luchar.  Sí, hay miedo. Sería de idiotas no tenerlo. Pero el valor es tener miedo y hacerle frente. Y como diría el Conde de Romanones: Al amigo se le pone el culo, al enemigo por el culo, y al indiferente se le aplica la legislación vigente.