2 cero 19



Ha sido un uno de esos años en los que estás obligado a aprender a ganar, y a ganar. Un año en el que no has aprendido otra cosa que a sobrevivir y plantar cara a todo lo que se pusiera delante. En el que te has defendido, atacado y plantado cara a cada reto que se te ha puesto en frente sin titubear. 

Ha sido un año en el que has navegado; en el que te encontraste con el rayo verde y con la rompiente de las olas. Con el olor a espuma y el viento salado que llenaba de salitre los cortes de las manos y te regalaba los claros de Luna más increíbles al otro lado del ojo de buey. Te encontraste contigo mismo, con tu yo niño y con el hombre que quieres ser.





Ha sido ese año en el que más que nunca te aferraste a tus ideales y te negaste a fallar a la persona más importante que puedes conocer, que es a ti mismo. Te negaste a ceder a chantajes y a imposiciones, y seguiste fielmente a tu corazón y a lo que creías que era lo correcto asumiendo todas y cada una de las consecuencias. Y saliste adelante.

Y, por designios del destino, debajo de la capa de granito que tardaste tiempo en levantar, tu corazón acabó por volver a latir en el momento más inesperado, con las persona más inesperada, y en el lugar más improbable. En un cabo que comparte frontera entre Galicia y Asturias. Con quien cierras el año en un país que no es el tuyo.

Este 2.019 es un año que decide guerras. Un año de seguir luchando y de seguir creciendo. De seguir plantando cara a las adversidades, y el más que posible año de las Victorias. El año en el que todas las guerras finalizan para bien o para mal, pero que finalizan. Y lo único que está escrito no es el resultado, sino que somos nosotros quienes vamos a librarlas.

Con más Valor y con más Coraje que nunca. Con lecciones aprendidas y queriendo aprender más. Con espíritu de competitividad como nunca. Con la fuerza de los vientos y de los mares, con la proa marcada al horizonte, y con la única bandera que ondea al viento mientras el capitán pirata entona su canción de libertad.

A sangre y fuego. Sin piedad y sin miedo. Con orgullo, honor y ganas. Con todo esto, sí. Y sin perder la sonrisa. Eso nunca.

¡A por el 2.019!



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