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Mostrando entradas de febrero, 2023

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Lo bueno de haber nacido el uno de marzo, es que naces el primer día del mes en el que resurge la vida. El equinoccio de primavera es el nacimiento de un nuevo ciclo, de una nueva etapa que nace y que brota, que se pondrá verde y frondosa bajo el sol del verano, para ir durmiéndose a lo largo del otoño y pasar el largo invierno. Lo bueno de nacer en un mes como este es que, aunque no creas en los horóscopos, el jugador titular no es otro que el queridísimo Piscis. Hay signos del zodiaco que ni fu ni fa, pero tu dices que eres Piscis, y eso mola. Mola ser el pez que nada contracorriente de la mano de su alma gemela, que se zambulle en el universo con las ganas de querer contemplarlo todo, de sentirlo todo y de formar parte de los sucesos más grandes que la vida te pueda ofrecer, aunque al principio dé algo de miedo. Porque en ocasiones vivir significa hacer lo que realmente quieres hacer por encima de lo que otros valoren u opinen; vivir es ser íntegro y fiel a tu esencia, a tu

Cinque

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Y ahora por un momento para quieto, y mira hacia atrás. Durante años siempre te has obsesionado con mirar al futuro, pero hoy, justamente en este día 20 de febrero de 2023, mira al pasado. Mira a quien tuvo que crecer en medio de la niebla y subido a los árboles para buscar un sol que nunca daba el suficiente calor. Mira a quien se vio siendo adulto antes de tiempo, a quien se vio persiguiendo sueños imposibles que los años le han devuelto cumplidos. Mira a los ojos de quien se impuso guerra a guerra, derrotado en batallas y logrando después de ellas victorias. Mira a los ojos a quien sabiendo lo dura que es la derrota, jamás renunció a ganar. Mírale a los ojos, y recuérdale que lo ha logrado. Que los años de sangre y polvo en los que la paz era solo un sueño, hoy caminando por los adoquinados de la Ciudad Eterna se han vuelto realidad. Dile que será todo aquello que se proponga, siempre y cuando nunca deje de soñar.

Brillo estelar

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Hoy me dio por mirar a esas estrellas que parpadean en el cielo, a años luz. Tan lejos que, posiblemente, alguna de ellas haya colapsado y aún esté mostrando su último destello. Me dio por mirar esas estrellas que han guiado por el mar durante siglos las grandes gestas de la humanidad. Me dio por mirar tan arriba, que por un instante estabais aquí abajo. He mirado a esas estrellas que en las tormentas más duras han señalado siempre el norte, y que lo seguirán haciendo. Porque hay algo debajo de piel que no se puede describir, y es la fuerza que dan los sentimientos. Que la vida siempre te va a sorprender a la hora de encontrar tu camino, porque cuando creas que lo has encontrado, ella se ocupará de enseñarte uno nuevo. Siempre habrá estrellas con las que guiarse para quien se atreva a cruzar océanos recónditos. No dejéis de alumbrarme en estas nuevas singladuras que están por llegar, que mantendré firme el rumbo contra viento y mar.

Siguiente peldaño

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La piel no se ve igual bajo la luz; hay tonalidades que lo cambian todo. No es lo mismo ver la tez bajo el sol del ocaso de verano que bajo la luz de una luna llena de febrero, ni tampoco es igual alumbrarla con una linterna o con una vela. No hay pieles iguales. La piel tiene memoria. Las arrugas son los renglones en los que escribimos nuestra historia y las cicatrices, a veces tan profundas que necesitan puntos, son las marcas que nos sirven para contar las veces que hemos aprendido algo. Y es que aprender, en ocasiones, duele. Aprender es sacrificio, tesón y muchas veces deconstruir una parte de ti para levantarla más fuerte y reforzada, para hacerte más duro. Así que jamás te avergüences de aquello que te ha hecho fuerte. Ten miedo, y hazlo con miedo. Recuerda quién eres, y recuerda quién quieres ser.