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Mostrando entradas de abril, 2022

Síndrome de la hoja en blanco

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Y llega un día más, y después del trabajo, de estudiar, de entrenar y de sobrevivir a la vida medianamente cuerdo, te plantas delante de una pantalla con una hoja en blanco. No es solo la última batalla del día, si no que es la batalla semanal en la que te descubres pensando en lo importante. Pensando en esos entrenamientos cerrados de agua en los que la superficie del mar revienta en millones de explosiones con cada gota de lluvia, en la familia, en el rumbo que le quieres dar a tu vida y con quien quieres hacerlo. En las decisiones que llegan, y te aventuras incluso en alguna de las que están por llegar, pero de esas y como siempre, que sea el instinto quien te guíe. Y te dejas arrastrar por el subnopop que te ha cambiado la vida no para bien, si no para de puta madre, fluyendo con el devenir de las corrientes y flexionando como un junco, sin romperte. Porque a veces es necesario dejar el complejo de salmón que nada contracorriente y dejar que fluya la vida, y si lo haces, la

El chachi agapimú

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Se define el término “Chachi” como un adjetivo de uso coloquial que en España significa que es muy bueno o que está muy bien, y en base a esto, podríamos definir nuestras acciones o intenciones como actos chachis , o actos que no lo son. Un acto chachi es hacer aquello que te prometes a ti mismo hacer, y sobre todo cuando una de esas promesas es seguir el instinto, la pasión y al corazón sin renunciar a tus metas. Porque lo importante es el paso a paso, y nadie puede decidir si nuestros pasos son largos o cortos; somos nosotros quienes fijamos su longitud. Nadie puede decirnos cómo debemos o tenemos que vivir nuestra vida, nadie tiene ese derecho, ni humano ni divino, de marcar el tiempo e intensidad del latido de un corazón.   Y es que si realmente somos y creemos en las decisiones que tomamos, en los sueños que tenemos y en la pasión que ponemos en nuestros actos, somos capaces de lograr lo imposible. Hasta de poner al Universo a conspirar a nuestro favor. Y eso sí que es cha

Hiperincursión

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Siempre han existido dos clases de personas en la vida: los que le sonríen y los que no. Emilio Duró decía que nos pasamos la vida sufriendo por el pasado y el futuro, y nos olvidamos de vivir el presente. Porque si nos paramos a pensar, todo lo bueno que tenemos en la vida nos lo han dado aquellos actos que tomamos desde el corazón, no desde la razón. Quizás porque la vida no es racional, por mucho que cuando crezcamos nos empecinemos en ello. Vivimos en ese mundo excesivamente racional de mentalidad americana en el que lo importante son los resultados y no el viaje, en ese mundo de todo es para ya, pero nos olvidamos del trayecto. Queremos razón y nos falta pasión. Faltan ganas por seguir aprendiendo y queriendo crecer por el simple hecho de hacerlo. De saber que todos vamos a morir un día, y que lo que importa es la huella que dejamos aquí abajo. Dejar de tener miedo y atrevernos a vivir de verdad; de lo que sentimos y pensamos. De lo que nos llena el alma. La vida te da las

Sorpresa

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En términos de geometría, dos circunferencias son concéntricas solo si sus centros coinciden. Se trata de dos circunferencias con áreas diferentes, pero que comparten un punto sin el cual no podrían llamarse así, y ese punto es el centro.  El mismo centro que se llena y vacía. Que se vacía de lo que no sume, y se llena de lo único de lo que se tiene que llenar, de las cosas buenas que aparecen cuando menos te lo esperas.  Se llena de lecturas esotéricas en antros de mala muerte con dudosa interpretación, de croissants de chocolate y berlinas para desayunar en cama, de patinetes random from Triana Bridge , de Garvine, Gravilla, Gravina o como carallo le llamen a la calle de las narices. Se llena de la lluvia en una terraza con una copa en la mano, y el sol en la terraza de al lado riéndose de todos con la Giralda de fondo. Se llena del olor al viento de la noche que arrastra el azahar por una calle que no se sabe si era Troya o Trova, o Lapu-lalá, como dirían los Minions. Se llena