Titanio y Granito

¿Cómo saber que el camino que has escogido es el correcto? ¿Cómo saber que no estás metiendo la pata hasta el infinito y más allá, o que has dado con la llave que abre todas las puertas? ¿Cómo saber qué es lo correcto cuando eres un cóctel de sinestesias y antítesis al estilo Molotov?

Siempre odié la maldita sensación de mareo que otorga el ser la boya mecida por las mareas, pero que permanece anclada al fondo del mar, allí donde no se ve, a la espera de que amaine la tormenta. 

Es como el  buen herrero que no se conforma con la mejor armadura, si no que al acero y adamantino le echa una buena dosis de titanio y granito. Da igual lo que pese, como si una vez puesta no puedes respirar y tienes que ir rodando a los sitios. Aunque a veces tanta armadura acabe por asfixiarte.

Maldito verbo “prometer”, porque me impulsas a seguir a mi corazón en lugar de seguir a mi cabeza.


Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all