Mesa Redonda

Es una mesa en la que hay tantos hombres como mujeres. Dónde sopla el viento norteño con el sol ocultándose entre montañas y mar. El lugar en el que se consuman sentimientos, alianzas y conjuras.

Como una eterna familia. Sentados en acero, tela y cristal. Sentados en ideales, sentimientos y afinidad, con el eterno convencimiento de que los ejes reales se forjan con amistad, orgullo y corazón.

Ha cambiado el viento al noroeste. A nuestro punto cardinal, allí donde laten el viento y los ideales como uno solo en busca del objetivo común. Cada vez tengo más claro el camino que tengo: El de defender a los nuestros, a los propios, a los que sienten y aman bajo la luz de un sol honrado. 

Garrafas de decapante, litros de aguarrás para lavar camisas con los platos, de brindar por caracoles que sacan los cuernos al sol.

Doy gracias al viento del oeste porque me señala al norte sin perder el sur. Doy gracias a saber cuál es mi lugar, y de cabalgar al lado de caballeros y doncellas de brillante armadura. El viaje valdrá la pena.


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