Doblón de plata
Y corres
el riesgo. Entregas cosas por las que darías la vida a cambio de algo que no
sabes ni lo que es, ni tan siquiera si saldrá bien. Las entregas a sabiendas de
que algo puede salir mal, y corres el riesgo de arriesgar.
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Y
salió. Salió todo bien, incluso mejor que lo esperado. Porque como fruto de la
fundición de todo el pasado, en algo no mayor que un doblón, que volvió a
colgar de mi cuello para señalarme el camino.
Le
estoy cogiendo el truco a esto de coger riesgos y aprender de los leñazos, y
quién sabe. Tal vez decida correr algún riesgo a mayores. Pongamos,
que hablo de Madrid.