Riesgo
Nunca
he tenido el valor necesario para entregar esta carta, porque tampoco soy
consciente de a quién se la escribo.
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Pero
esto funciona así. Que en los momentos en los que quieres subir tienes que
poner el pie sobre escalones de aire, y que en ocasiones lo único que tienes
claro es lo que tú quieres y deseas, no los daños colaterales que puedan
existir.
Y es
por ello que piensa en ti. En nadie más que en ti. En alcanzar tus metas y tus
sueños, porque si finalmente vale la pena, cuando los alcances, aquello que más
deseas te esperará en la línea de meta. Recuérdalo siempre. Allí estará.
Y si
no está, solo recuerda que vivir implica arriesgar... Y que has tomado la
decisión de arriesgarlo todo. De correr el riesgo y de no mirar hacia atrás.