El
cielo está despejado y sin nubes, tan solo iluminado por los rayos del sol.
Hay
campo para correr; millas y kilómetros de pradera para dejarse el alma con cada
brizna de aire, con cada soplo de poniente que electrocuta la sangre y hace
latir el corazón.
Seré
tu ángel en esta noche, ese ángel de alas negras y blancas, de espada afilada
que corta el humo y la espesura con el objetivo de llegar hasta el horizonte
otro día más. Con el fin único de volar hasta ver la luna y el sol bajo el
mismo cielo lleno de luz y de estrellas.
Los imposibles no existen, solo existen personas con mucha o poca
voluntad de enfrentarse a ellos. Hay sueños que se escapan en la punta de los
dedos cuando se está a nada de cumplirlos, y en esta ocasión prefiero pasarme
de frenada a conservar los puntos del carnet. Quizás lo haga porque la única
medida que hay en el amor, es el poder amar sin medidas.