Libélulas en el estómago

El notar las finas gotas de lluvia que te bañan el rostro... Hacía mucho tiempo que no notaba el peso de la ropa mojada sobre mi cuerpo, el caminar descalzo sobre la hierba mojada notando el cosquilleo de ésta entre los dedos de los pies. El reflejo de la luna sobre los árboles y el aroma a eucalipto mojado que inunda la calle.
  Al otro lado del mar se ven centenares de luces. ¿Cuantas vidas hay bajo cada farola? ¿A cuanta gente no le cuesta ser feliz? Pararos un minuto en plena calle de una ciudad y mirar los rostros de las personas que pasan a vuestro lado. Fijaros en sus miradas, en sus gestos, en sus movimiento... Yo lo hago... Y no encuentro a otra persona que sea igual que tú... Tu sonrisa... Tu mirada... Tus ganas de tirarme al agua entre las libélulas que se posaban sobre mis piernas.

Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all