"Esencia de Libertad"

             Hace unos años tuve un perro. Era un doble cruce de un Yorkshire terrier y se llamaba King. Era de color negro y con manchas marrones. No sería un perro más, si no fuera por que la forma en la que murió me enseñó algo muy importante.

              Cuando uno de mis grandes amigos, Cristian Mendez, y su hermana, Laura, me trajeron al cachorro, no veía otra cosa más peluda y pequeña que él. Con el paso de los meses el perro fue creciendo poco a poco y un día, al año o año y medio de tenerlo, un chico vino a mi casa preguntando si se lo dejaba para que preñara a su perra, y por supuesto, yo no me negué. De esa camada salieron 8 pequeñines y de forma muy extraña, los 8 cachorros eran perras. A los pocos meses el King se escapaba por la parte alta de mi finca. Conseguía abrir unos agujeros impresionantes para un perro de su tamaño, y se largaba por las noches detrás de las perras de la calle de arriba. Era un putero... 

               El muy desgraciado solo aparecía por casa cuando tenía hambre, y cuando mi madre me decía que no lo dejara pasar como castigo por fugarse, yo salía a escondidas de casa, le echaba de comer detrás del coche y lo veía irse todo feliz por la carretera adelante. Hasta que un día, mi madre lo cogió por banda y lo encadenó en un tocón de higuera que había en la finca, al lado de una escombrera y pegado a una muralla. Recuerdo que era finales de verano cuando salí de la cocina para darle de comer pero no lo veía, solamente podía ver como la cadena estaba enroyada en el tocón de la higuera, y el otro extremo caía al otro lado de la muralla. Así fue como murió el pobre del perro. La cadena no era lo suficientemente larga al enroyarse en el árbol y murió ahorcado. Cuando fui a enterrarlo, tenía muy claro donde hacerlo. Fui a la parte más alta de la finca, a la sombra del castaño, y donde el cavaba la zanja, en aquella esquina a la sombra, fue donde cavé su tumba y donde descansan sus restos. Era un perro rebelde. Le echaba la boca a todo el mundo salvo a mí, y lo único que más deseaba en el mundo era ir a donde sus pasos lo guiaran.


           Os preguntareis porqué su muerte me enseño algo. Vereis... El King murió por algo que deseaba y quería mas que cualquier comida. Murió por saltar una muralla a pesar de tener una cadena a su cuello. Murió por ser libre. Es por eso por lo que aunque os parezca una gilipollez le mandé hacer una placa de aluminio y se la puse sobre su tumba, para recordarme siempre que pase lo que pase, la libertad es algo por lo que merece la pena morir.

King
"La verdadera libertad está en ser dueño de tu propia vida." - Platón

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