La conjura del agua


Dicen que el agua lo cura todo. Que limpia las heridas, que calma la sed y que es la fuente de la vida. Dicen que en el agua, cuando nos sentamos a los pies del mar, se almacenan todos nuestros pensamientos, nuestras dudas y nuestros quebraderos de cabeza. Dicen, que si nos sumergimos en el agua, volvemos a nacer.

Dicen que cuando llueve se nos purgan las malas energías; que cuando el viento y la lluvia nos embisten desde los cielos es para arrancarnos todos esos malos pensamientos y mandarnos el mensaje de nuestros ancestros de que no debemos rendirnos.

De que Poseidón y Eolo no se dejaron nunca ganar a las partidas de cartas,  ni Blas de Lezo entregó Cartagena de Indias a quien pasaba por allí. Somos agua y viento, somos la fuerza de nuestros pensamientos y las ganas de nuestro corazón. Somos las gotas incesantes que revientan la piedra con su persistencia y por ende, la tenacidad encarnada.

Porque si el agua es la fuerza motriz de la naturaleza, que también lo sea nuestro tesón.



Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Ratón y mantequilla