Planificación del Caos


Planéalo todo.

Planea tu semana y tu día a día.

Planea lo que quieres ser toda tu vida, y estudia, fórmate y trabaja para ello. Planea cada día y cada hora con una minuciosidad y un mimo de relojero suizo. Intenta adelantarte a las circunstancias y a todos los posibles. Planea hasta lo imposible, y ten la necesidad de controlar hasta el último resquicio de tu agenda.

Calcula hasta los tiempos de desplazamiento entre cita y cita. El tiempo que tienes para comer y para ir al gimnasio. Planifica, nunca te olvides de planificarlo todo.

Hasta que un buen día, la vida se harte de cómo le estás tocando los huevos por no centrarte en vivirla, y decida ponerte todo patas arriba para que entiendas que de nada te sirve una agenda si no tienes alguien a quien darle las buenas noches, o un teléfono hasta arriba de notificaciones de gente a la que le realmente le importas lo más mínimo. 

Porque al igual que en el remo, un buen día creerás que el entreno será igual, y te encontrarás con que al hacerlo te falta el aire, te pesan las piernas, y todo tu ser te pide y te suplica que pares. Que eches el freno. Y tal como dice uno de los grandes de este mundo: “Todo está en tu cabeza. Tú decides”.

Y no paras. Porque vale la pena. Porque tu instinto te dice que vale la pena.

Así que tú planifica tu vida, que ella sola se encargará de joderte la planificación para que puedas ser feliz.



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