Rebelión mental


Siempre existirán esa clase de momentos en los que la cabeza ya no pueda dar más de sí. Momentos en los que la presión de la sienes sea similar a la que hay en el punto más profundo de la fosa de las Marianas pero entiendo que, como todo, es temporal.

Que el sufrimiento es la antesala de lo soñado y que el que algo quiere, algo le cuesta. Que el descontrol absoluto de horarios y el Caos en magníficas proporciones son las piedras de las que saldrán los adoquines para el camino, y que el espíritu de lucha que subyace en el inconsciente solo necesita de la perseverancia para seguir brillando.  

Que esto es como el final agónico en las regatas, en las que ya no sabes si pedir que te maten para dejar de sufrir o apretar un huevo contra el otro, apretar los dientes, cerrar las manos, y arrancar con todo lo que te ata hasta destrozar los cabos que sortean tu cuerpo.

Haz y siente, pero sobre todo haz lo que te salga del alma. Rebélate y sé desobediente, sé un alma libre que prosigue su camino. Sigue plantando bloques donde solo hay tierra, y sigue surcando los mares cuando más dura sea la tormenta. Sé rebelde e inconformista, sé fiel a tu esencia y a ti mismo, pero nunca renuncies a ser buena persona.




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