Fuego el dos


Por favor, no tengas miedo. No tengas miedo a tirarte al vacío sabiendo que aunque te hagas daño, podrás levantarte.

No tengas miedo a caminar a destiempo, pues es mejor esperar por un momento que sabes que puede llegar, a renunciar solo porque no llega cuando tú quieres que llegue.

Existen batallas épicas que se forjan en el mayor de los silencios y de los trabajos, creciendo piedra a piedra, que se realizan bajo la soledad que da el saber que sólo puedes confiar en ti mismo para salir adelante.

Hace años hice la promesa de devolver a quién más me había dado una parte de su esfuerzo, paciencia y sabiduría. Hace años hice la promesa de dar hasta el último soplo de aliento con una causa que valiera la pena. 

Y ahora. Hoy. Esta noche. En la soledad de este despacho y con un vaso de Jack Daniels con hielo como compañía, mientras suena de fondo una de esas canciones de voz fuerte y profunda, que he tomado la decisión de apretar el botón rojo.

Que aquellos que tienen la obligación y el deber de cambiar las cosas porque tienen el poder de hacerlo en sus manos, deben de hacerlo. Tienen que hacerlo.

Y fuego el dos.




Entradas populares de este blog

No enemies

Ratón y mantequilla

Las pilas de Nesperino