Alicatado


Cuando la oscuridad deje de ser oscuridad y se convierta en la nada. Cuando todo parezca que se cae al abismo y que los pies dejan de estar sobre el suelo. Cuando al luz te haga tanto daño que tengas que cerrar los ojos y estés obligado a caminar sin saber rumbo o dirección.

Llegarán momentos en los que creas que lo más fácil sea apagar la luz y entregar las llaves. Que los brazos ya no puedan levantarse una vez más porque están cansados de hacer siempre el mismo gesto. De una y otra vez avanzar a marchas forzadas para darse contra un muro que no hay forma de bordear o saltar.

Y coges aire. Mucho aire en el pecho. Tanto que los pulmones y el esternón empiezan a dolerte. Abres la boca y bostezas. De estos bostezos que hacen que te salten las lágrimas, y sin que te des cuenta, la mierda de ha ido en esa bocanada de aire.

Porque lo que esta de moda son los libros de autoayuda y no el echarle huevos. El evitar para no sentir. Porque cuando pensabas que tenías que cerrar el pecho por demolición, te has encontrado abriendo ventanas y dándole una mano de pintura.



Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all