La Champions y esas cosas‏

Y nos reímos de la placenta de yegua...

Quizás lo que más me ha inculcado mi abuelo de la vida es que "los milagros no existen”. No voy a negar que durante años defendiera y defiendo el trabajo a ultranza, pero mientras lo hago, toca encomendarse a alguna que otra santa para protegerme las espaldas...

Situación: Partido de final de la Champions, yo con el abuelo en el sofá comentando las jugadas y las tácticas de los equipos, trazando la hoja de ruta de mi vida sin darnos cuenta... Partamos de una base; lo importante no es llegar, es ganar. Chegar e encher como se dice en gallego.

Cuando trabajas y sacrificas grandes metas a cambio de algo, de un golpe de gracia o de un error convertido en oportunidad, algo te dice "es ahora o nunca", te centras, coges aire en tus pulmones, y... Que sea lo que dios quiera. Te lanzas de cabeza a lo Sergio Ramos.

En esa noche la vida no me ha enseñado gran cosa, pero si lo ha hecho aquella persona que me indica sin querer un camino a seguir; por mucho que luches, por muy valiente que seas, más sabe el diablo por viejo que por diablo... Pero ojo, nadie dijo que el diablo tuviera que ser alguien anciano, si no alguien curtido y pillo. Como en la vida y en el fútbol, los galones y la experiencia son un nivel.

Y es justo en estos momentos de la vida, mientras el Real Madrid eleva su décima copa, que me siento profundamente orgulloso de las enseñanzas del viejo, quizás porque sin darse cuenta, hay algún que otro diablo que ha logrado convertirse en ángel.


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