La Rosa y la Espada

No sé qué pelotas hacer, que si cambio, que si camino, que si mi destino lo mece el placer, si mis sueños no son más que cortinas de agua y mis metas el futuro a sobre poner, si me guía una brújula o mi forma de ser. Si el viento del norte es mi guía, si la noche es mi cuartel.

Las batallas más duras que siempre aplacé, el tormento del miedo al que siempre escapé, la lucha eterna de si hago el mal o hago el bien. Pero es definitivo, ha llegado la hora de abrazar por completo mi destino, de aferrarme a esta vida que carece de alas, a bucear por el abismo y marismas opacas, a convertirme en aquello que deseo y sueño ser.  

Danzan las espadas bajo las estrellas y brillan los ojos a luz de ellas, con el sonido del mañana que tintinea al viento, con la conjura de mi simple pensamiento, con el poder y la maña de la hazaña, con lo imposible como mañana, con la fuerza del viento, de la rosa, y de la espada.


Que dé comienzo la cruzada aplazada; que suene la corneta, que comience la  batalla. 


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