Fusión fría

Es como cuando te subes encima de una silla, pero después la silla está sobre una mesa, la mesa sobre el tejado de la casa y la casa en la cima de un rascacielos. Y miras abajo, y sí, que aunque no tengas ataques de vértigo la biodramina no viene mal.

Habrá quien te diga que es una completa locura el complicarse la vida, que te vayas a lo fácil y a lo relajado, a algo que te permita subir fotos postureando en la playa en IG pero que también te haga sentir ocupado, y es que las cosas que de verdad merecen la pena no se consiguen desde una tumbona.

O sí, el Euromillones hay que jugarlo, pero no conviene arriesgarlo todo a esa carta.

Ningún comienzo es fácil, y menos cuando empiezas no desde cero, pero tampoco en la posición de pasar de cero a cien en menos de lo que se tarda en inyectar diésel en un motor.

Pero hay algo, un algo que no sé lo que es, que está dentro. Ese corazón que late en el lado derecho del pecho cuando tomas decisiones movidas por el instinto, y que sabes que son lo correcto por mucho que los demás te digan que es una completa locura.

Porque estar en el camino correcto es algo que solo te enseñarán tus zapatos, y porque la confianza en todo lo que emprendas nace desde lo más profundo del corazón.



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