Sin prisioneros


En épocas de guerra hay derechos de la Constitución que quedan suspendidos, de igual forma que rara vez se hacen prisioneros a la luz del día, por todo aquello que es discutido y discutible.

Siempre existirá la eterna pregunta de si el fin justifica los medios, si todo vale en la guerra o en el amor, de si los términos “bien” o “mal” están sujetos al código deontológico de una sociedad cada vez más enferma por una pantalla que por un libro.

Y ante esta tesitura, este es el mensaje del nuevo credo que aventura más lágrimas que alegrías, pero cuya meta te hará ser quien quieres ser. De que nada ni nadie se interpondrá en el camino que has trazado, de que lo original escasea, y que si por donde pasaba Atila no crecía la hierba, que donde pongas el pie la tierra se acabe abriendo a tu paso. 

Porque estás en guerra, en guerra contigo mismo. Y cuando estás en la guerra solo puedes hacer una cosa: ganar.





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