The End



Vivo con el miedo a un recuerdo que retumba en mi mente, continúo mirando al frente con la herida, esa hermosa, triste y digna herida letal, pero tengo fe en que tardará poco en curarse y cerrarse para siempre, dejando en su lugar una cicatriz que el tiempo será incapaz de eliminar. No te preocupes por intentar causarme dolor, porque ya no hay más dolor, ni sufrimiento, ni pena. Los muertos no pueden hacer daño.

Aunque me rompas el corazón en el intento, aunque sienta un fuerte dolor, indescriptible, incontenible en el pecho, no voy a perjudicarte ni a ti ni nadie, porque aunque me sea imposible ganar, es precisamente lo que haré, no voy a rendirme. Puede que no recuerdes al cielo llorar a las puertas de la muerte y la tierra mojada, yo sí, y es por eso que el mundo en el que vivimos no necesita de más cobardes. No voy a ser uno más. Nunca me he dado por vencido y no voy a comenzar ahora. El pasado no puede cambiarse y no voy a poder olvidarte, aunque la verdad es que tampoco estoy seguro de querer hacerlo. Todo tiene su final.






Corazón de hierro, alma de acero, y espíritu de guerrero.

Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all