Astillero


No hace mucho me vino a la mente una de estas frases que sueltas siendo un crío y que, no sólo la sueltas, sino que tienes las perlas reales de escribir sobre ella. He rebuscado en este blog hasta encontrarla; año 2011, víspera de un campeonato de España de remo. La frase en cuestión, vamos a omitirla.

Si tuviera que pensar en qué momento de la vida ajusté las revoluciones, lo cierto es que no sabría decirlo. Pero, a la vista de los hechos, en algún momento tuvo que ser. Como dicen los sabios: Xente nova e leña verde, todo é fume.

Con los años te das cuenta de que no es la grandeza de la llama lo que importa, sino la intensidad y la constancia con la que ilumina. De nada sirve calentar un cazo con agua en una pira de 3 metros de leña si el fuego sólo dura 10 segundos.

Es la disciplina lo que hace que la llama no se apague. Lo que te mantiene a flote cuando la motivación no lo hace. Es el enorme esfuerzo que hay detrás de la constancia; es tener autocontrol y autoliderazgo aunque no tengas ganas de tenerlo. De no rendirte al alcohol, a la fiesta y a la evasión para no hacer frente a la realidad.

Por eso cuando tocas fondo te haces promesas que nunca te harías; y las cumples. Porque es en esa oscuridad tan absoluta donde en realidad somos nosotros.

Y cuando tienes claro en quién quieres convertirte, no te importa quemar los barcos. Siendo francos... Hasta incinerarías el astillero.





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