93 días


Tres meses te dan para terminar un proyecto fin de grado, para organizar los presupuestos de un ayuntamiento de 5.200 habitantes y enfrentarte a una pandemia mundial desde la administración, para arreglar tu casa, para plantar un huerto, montar una piscina e incluso para terminar un libro, o casi.

Tienes tiempo para bucear dentro de ti, dentro de lo que quieres y de lo que deseas, de lo que quieres que esté a tu lado y de lo que no quieres seguir aguantando. Tienes tiempo para valorar mucho más a la gente que siempre has querido, a la familia y los amigos de verdad, de esos con los que una caña de reencuentro ha sabido a la mayor de las victorias sobre una guerra que por ahora no tiene fin, pero que estamos ganando y vamos a ganar.

Porque son los momentos que vivimos los que escriben nuestras historias en el subconsciente de los demás, los que marcan un camino con estela hacia el infinito. Son los momentos que te hacen sentir de nuevo y te salvan la vida.

Y es que he necesitado ciento treinta y cuatro mil segundos para verme de nuevo delante de ti: Para verme a tu lado con las ganas de comernos el mundo.



Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all