Por un digno final
Y de
pronto un día te sientas delante del ordenador y te pones a releer historias
escritas hace tiempo que por uno u otro motivo, no te atrevías a continuar.
Historias que encierran tantas horas detrás que no solo es una pena no ponerles
un punto, si no un punto y final tal y como se merecen.
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Merecía
la pena darle un final digno a una tan buena historia que estaba en el tintero
por ser incapaz de enfrentarse a un nombre, pero como diría la amiga Granger: “Temerle
a un nombre solo agranda el temor a lo nombrado”, y nadie ha nacido para vivir con
miedo.
Porque
da igual lo extensa, larga y dura que sea la travesía, las páginas que ocupe o
el tamaño de las letras con las que se escriba, porque lo que en realidad importa,
son las palabras que se crean de la nada por el simple y mero hecho de existir.
Porque
si tienes la oportunidad de escribir un final, que sea un final memorable.