Jaque de torre

Es cierto que los golpes que no esperas siempre vienen de quien más te duelen, de quien está a tu lado, pero la vida te enseña a sobreponerte a estas bajas, a estas caídas y a estos tropezones. Te enseña a endurecer el corazón un poco más y a ser más selectivo, a escoger de verdad.

Cuando te decepcionan no te matan, simplemente te enseñan. Que si fuera una partida de ajedrez te has quedado sin torre, pero no sin tablero ni piezas, y como dice un sabio profesor: en el ajedrez cuentan todas las piezas.

Imagínate si cuentan, que un peón sacrificado puede ayudar a otro a convertirse en una dama, o incluso un rey que va paso a paso por el medio del tablero salvando los jaques y ganando tiempo para armar una ofensiva que le permita unas tablas o hasta ganas la partida.

Porque como dijo Capablanca: De pocas partidas he aprendido tanto como de mis propias derrotas. Y vuelvo a ganar.

Supongo que hoy ha sido una buena noche para reflexionar sobre ello. Una noche de difuntos: Que descansen en paz.



Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Ratón y mantequilla