Lionheart
Como
el cosquilleo en la nuca cada vez que pronuncias la palabra “Lemuria” y
recuerdas el Sol Dorado.
Exactamente igual a esa sonrisa de quien se ha
ido cuando te veía entrando por la puerta de la cocina, o los ojos cargados de
orgullo de quien una vez, antes de partir, sostuvo el primero de muchos libros.
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Como
la brisa de la Mar pegándote en la cara y el recuerdo permanente de quien te enseñó
a caminar sobre el agua, o el olor a la sopa recién hecha y que reconoces nada
más poner un pie en casa. Cuando se te van las cañas de las manos y los cubatas
de los dedos, y ya ni hablemos de los dados jugados al chupito del azar.
Cuando
has vivido todo aquello por lo que una vez soñaste, y tomas la decisión de
seguir viviéndolo, soñándolo y contándolo. De no dejar de volar. De mirar atrás y de soltar un simple “lo logré”. Cuando
por fin entiendes lo que significa tener un corazón de león.
Por
otros 20 años inspirándome para seguir adelante.