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Mostrando entradas de junio, 2025

Epostracismo

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Hay una frase muy cierta que es: Cuanto más tienes, más quieres tener. Cuenta la leyenda que Crates de Tebas, miembro de una familia acaudalada y heredero de una enorme fortuna, vendió todo cuanto poseía y se llevó las ganancias al puerto, donde las arrojó al mar. Acto seguido dijo la famosa frase de “Crates libera a Crates de Tebas”. No. El dinero no lo es todo, ni siquiera una posición social. Lo demostró Siddhartha, del nobel de literatura Hermann Hesse, con el que aprendes la importancia de ser la piedra que se hunde en el río; la piedra que cae al fondo del río arrastrada por la fuerza de su meta. El agua estancada se evapora y se muere. Como le dijo Séneca a Nerón:  Tu poder radica en mi miedo; ya no te tengo miedo, tú ya no tienes poder. Porque la libertad de elección de uno mismo, y sobre uno mismo, es el mayor patrimonio que uno puede atesorar.

Tiempo de descuento

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Hay ocasiones en las que parece que la vida te lleva por caminos que nunca pensaste tener que transitar pero que, al mismo tiempo, algo desde tu interior te dice que es necesario. Somos equilibrio y balanza; el sumatorio de fuerzas igualado a cero. Hay decisiones que cuesta tomar, algunas mucho más que otras. Pero cuando tienes establecido un rumbo y todo parece tan claro y definido que apunta en esa dirección, cuando el viento rola ahora en popa y el horizonte se abre ante los ojos, no hay más sentido que seguir la brújula. Aunque esto, tal vez, no sea lo que los demás quisieran. Dicen que hace falta valor para defender lo que uno piensa sin ceder al chantaje ni a la presión de grupo. Que hace falta valor para mantener la vela encendida en medio de la tormenta; que hace falta valor para cambiar permaneciendo contigo mismo. Nadie debería juzgarnos sin conocer los miedos a los que nos hemos enfrentado, pero tampoco tiene sentido vivir dando explicaciones por ello.

Desde el interior

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Si algo he aprendido de lo último que he leído de Walt Whitman y su “Canto a mí mismo”, tras seguir la recomendación de un lector del blog, es que: “ Nadie, ni yo ni nadie, puede andar tu camino por ti; tú mismo has de recorrerlo. No está lejos, está a tu alcance”. Cada uno de nosotros tiene su propio camino que seguir; tiene sus batallas internas con las que lidiar y sus demonios a los que batir. De nada sirve lo que puedas opinar sobre una vida ajena que, en poco o en nada, se parece al camino que a ti te ha tocado recorrer. Que poco o nada tiene que ver contigo. Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma . Ya lo decía el propio Henley en su “Invictus”. Porque no hay ni maestros, ni dogmas, que puedan señalar el camino; el camino se encuentra dentro de nosotros, y cada uno debe de encontrar la valentía necesaria para transitarlo.  Que las opiniones de los demás definidas como una verdad, como siempre defendió Søren Kierkegaard, son hechos subjetivos en base a la ex...

El pacto de Ulises

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Los momentos de lucidez son parecidos a esos intervalos en los que el sol atraviesa las nubes en un día nublado; son esos instantes en los que estás en medio de una batalla campal y tienes dos segundos para coger aire antes de seguir blandiendo la espada. Es en estos momentos donde la calma te permite pensar que cierras un pacto con Ulises. Cuando el héroe de la mitología griega navegaba por las costas de Sirenuse en su regreso a Ítaca, pidió a su tripulación que lo amarrara al palo mayor y que ellos se echaran cera en los oídos para no escuchar el canto de las sirenas; levantó barreras para evitar apartarse de su rumbo. Fue su amor a Penélope lo que le hizo enfrentarse a todas las pruebas que le impusieron los dioses para regresar a su hogar.  El dolor de estar lejos de quien comparte el corazón durante veinte años.  Fue su amor lo que le empujó a la acción de encadenarse al mástil y de enfrentarse a los retos de los dioses; f ue su decisión de ser un francotirador que ...

Dante

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Dante bajó al infierno de la mano de Virgilio y recorrió cada círculo hasta llegar a las murallas de la ciudad maldita. Los demonios que vigilaban Dite inspiraban temor para que sólo los condenados pudieran traspasar su puerta; una puerta que tenía grabada la frase: Abandonad toda esperanza, vosotros que entráis. Pero las puertas de Dite ya estaban abiertas porque sus goznes se habían roto con anterioridad, mucho antes de que Alighieri se atreviera a iniciar ese viaje, y los rompió quien descendió a los infiernos para resucitar al tercer día. Los demonios, como no podían hacer otra cosa que asustar para evitar que se cruzaran las puertas tras la intervención divina, no pudieron impedir que Dante siguiera su camino. Hace setecientos años ya perseguían esa máxima de que, si te da miedo, lo haces con miedo. Y cuanto más desciendes, más estrechos y profundos son los círculos; más pequeños y difíciles de superar. Cada vez más duros, como si la gravedad se condensara en el aire y se ...