Una aventura más

Siempre nos arrepentimos de no haber actuado antes, de no haber dado un paso al frente en el momento oportuno, aun desconociendo cuando es ese momento. De no saber si tenemos que decir sí o no, solo de saber que es lo correcto y lo incorrecto. Solo sabiendo que es lo que nos pide el corazón y la razón secunda.

A veces hay que mojarse por causas que valgan la pena, por personas que representan lo que crees que es justo, por las ideas de trabajo, sacrificio, y compañerismo. Si lo pienso, desde pequeño siempre acabé formando parte de los que iban por lo difícil y complicado, de los que caminaban por los viejos muros de piedras y se rasgaban las rodillas cuando se caían, pero que se levantaban y acababan el trayecto.

Dicen que los cementerios están llenos de valientes, pero siempre he preferido apoyar a valientes idealistas e ilusionados, que a quien se sienta esperando que le lleguen las ganas de actuar.

Somos nosotros mismos los que nos labramos el camino, y solo podemos ser nosotros mismos quienes decidamos dar un paso al frente. Nadie tiene el derecho de decidir por nosotros. Aquellos que realmente defienden la libertad saben de lo que hablo.

Nunca me cansaré de repetir que toda causa perdida, es una causa que vale la pena mientras se crea en ella y que los imposibles, lo son siempre y cuando haya alguien que no demuestre lo contrario. Y si sale mal, como bien dice una amiga, por lo menos habrás hecho lo que consideras correcto.



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