Mundos Pequeños

Por un instante tuve dudas en si hacía lo correcto. Es si estaba bien el desandar un cuarto del camino recorrido para cambiar de sendero, para escoger entre lo que de verdad me pesa en el alma o lo que mueva el pensamiento colectivo.

Me sentí como Efrén justo cuando toma su decisión. Cuando entiende que en esta vida no existe otra meta que sentirse orgulloso de tus decisiones y amar hasta las últimas consecuencias, aunque sea en el transcurso de un suspiro. Recordé lo que sintió cuando empuñó esa lanza para defender a los suyos, pero también sentí lo mismo cuando Letia alzaba a los cielos su cimitarra para enfrentarse en la oscuridad a las hordas del caos y de la muerte. 

No es lo que te pueda pasar a ti, es lo que pueda ocurrirle a las personas que están detrás, aunque si me dejo guiar por las enseñanzas de un Dios imaginario y sus diez hermanos, quizás la mejor decisión de todas, haya sido tomar alguna.

No es por el dinero, ni es por lo bonito que queda en tu haber, es por ese rincón del alma en el que te puedes refugiar cuando el mundo se convierte en un lugar demasiado pequeño. Es por eso que reeditando este libro, recordé la enorme satisfacción que produce el simple hecho de ser escritor.




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