Tetsuryū no hoko

Por un momento recuerda ese instante en el que siempre has creído que a todos los malos, tarde o temprano, les llega su hora. Recuerda las horas delante de la pantalla de un ordenador, las horas revisando palabra tras palabra, línea tras línea, y empleando cada milímetro de tu cuerpo en lo que creías que era correcto.

Concéntrate. No pierdas la confianza ni tampoco dejes que destruyan la fuerza de tus actos, que radica en el fondo de tu corazón. No dejes que te humillen, ni dejes que te avasallen, resiste porque tu corazón te lo pide a gritos mientras aclama al cielo “No existe, y es tuyo”.

Coge aire en los pulmones, nota como tu elemento te rodea, como todas las esperanzas, las horas de sueño, el sudor de los dedos resbalando por el bolígrafo derramando tinta como si fuera tu propia sangre, con el único ideal de hacerle frente a los del eje oscuro. ¿Lo recuerdas? Esa noche antes de la firma hicimos un pacto, el pacto de llegar hasta el final pasara lo que pasara, y de hacerle frente a lo que pudiera venir. 

Escucha a tu corazón que aclama el protagonismo absoluto en tus acciones, concéntrate en el aire que alberga tus pulmones, en toda la justicia divina y santos que haya en el cielo para que el universo conspire a tu favor, y entonces lo sueltas.

Es un rugido silencioso, es un rugido de actos, de conspiraciones universales, de documentos sellados y firmados, y la certeza absoluta de que los malos jamás se saldrán con la suya. Las personas mienten, las pruebas no.

Me preguntaste que pensaba, y no, no van a ganar, y cuando al amanecer de este día nos encontremos con aquello a lo que más tememos, le plantaremos cara, le miraremos a los ojos, y le espetaremos todas y cada una de las acciones de justicia, lealtad, honor y valentía que juramos defender desde el mismo día en que nos parieron.

Plan T: Todo recto y directo hasta final, sin importar lo que se cruce por el medio. Porque a veces el mismo Dios, decide que obres a su propia voluntad.






Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Nothing or all