Dancing in the Rain

Aún me pregunto por qué, maldita sea, sigo pensando en el reflejo de tus ojos. Han pasado meses, meses y días desde que me planté sobre la línea roja y te abracé bajo el frío y la lluvia que asolaban el corazón de España.

Recuerdo una conversación con una amiga que me decía que eso era solo el momento, que al mes se pasaba, que eran el flechazo y las hormonas alteradas de la madrugada. Que todo se olvidaba, que hasta dejaría de hablar contigo y que el tiempo haría lo que tuviera que hacer.

A veces le pregunto a la vida si esa sensación, si ese calor seco que nació en el centro del pecho cuando te cogí de la mano mientras nos moríamos de frío bajo la lluvia, volverá algún día. La vida da muchas vueltas, o al menos, eso fue lo que nos dijimos entre las corrientes de aire que cruzaban la estación de tren.

No sé por qué, pero esta noche me he acordado de ti, y de lo que daría por otro paseo a las 5 de la mañana por el corazón de Madrid contigo. Lo que daría por eso.



Entradas populares de este blog

No enemies

Las pilas de Nesperino

Ratón y mantequilla