Noche de Luna
El cansancio recorría todos y cada uno de los puntos de su cuerpo. Caminaba por el bosque en silencio, con el pantalón lleno de barro y el pecho al descubierto, notando como el suave viento lo acariciaba y la luna lo bañaba por completo.
El silencio se rompía con cada ráfaga y con cada latigazo de aire. Notaba la hierba mojada entre los dedos y como los animales lo miraban, escudriñaban entre las hojas de los árboles para verlo semidesnudo, caminando como si estuviera hipnotizado.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGUbbsgq-DBjd-99riZToy9632o6uzjWewTQKoCxHjBXUsJ4-390wL8L4wzuZxF3EMEUBMzeaQ9ULPN6Y4sYFzgtafb9jPZH5RLI0Xk4q_pEgxgPU1YGW5TrXzZEw7NJO7oUfo-lHB-Tj9/s320/1986995005_f896d07519.jpg)
No sabría decir cuántas mujeres eran, puede que una, tres, incluso un centenar, pero su timbre era el mismo. Una voz suave y algo estridente que surgía del corazón del aire y de la luz nevada. Un sonido dulcemente amargado cargado con un odiado amor. Una voz que le susurraba “Pase lo que pase, jamás renuncies a tus Sueños”